Los gamers y sus identidades: superando los límites entre lo real y lo virtual
Por Paula Fernández, Business Development Latam Director de etermax Brand Gamification
El 29 de agosto se celebra el Día Internacional del Gamer por todo el mundo, una conmemoración de los miles de millones de personas que disfrutan de los juegos. Sin embargo, nuestra industria aún está plagada por prejuicios que simplifican a los videojuegos; contrario a lo que se piensa, cuando jugamos no solamente estamos descansando en un sillón. El gaming no es una actividad de pasividad total. Los videojuegos son más que una pantalla iluminada, son una manera de construir comunidades y clanes, una forma de socializar, de hacer amistades y conectar con gente de todo el mundo.
Pero ¿cómo nos presentamos ante los demás en los juegos?, ¿cómo construimos nuestras identidades cuando jugamos? No todos nos paramos de la misma manera en el universo virtual y no todos mostramos lo mismo. La pregunta acerca de quiénes son los que juegan ya está camino a quedar desactualizada: todos jugamos.
Durante mucho tiempo, se asumió que los juegos eran algo de los niños, pero la realidad es que los avances tecnológicos de los últimos 20 años contribuyeron al crecimiento de los videojuegos a nivel global.
No existe una audiencia definida de jugadores y, consecuentemente, las maneras de representarnos en el mundo virtual varían muchísimo entre todos. Ahora bien, si todos jugamos, ¿cómo formarán su identidad los jugadores del futuro?
El metaverso se está construyendo con la promesa de potenciar a un nivel aún mayor las expresiones de los usuarios. Algunos servicios, como Ready Player Me, están llevando adelante esfuerzos para que los gamers puedan tener un mismo avatar a través de distintas plataformas. Así, la personalidad que construyen tendrá mayor consistencia a fuerza de repetición.
En la industria y los estudios de videojuegos, suele hablarse de dos tipos de jugadores en lo que respecta a sus avatares: aquellos que tratan a su avatar como una entidad totalmente distinta de su "yo real" y, por otro lado, quienes entienden a su avatar como una intensificación de su personalidad.
Algunos estudios psicológicos sugieren que los gamers disfrutan más los juegos cuando se identifican más con su avatar, dándoles un mayor sentimiento de inmersión en el mundo virtual.
Pero la relación de los gamers con los juegos no es unilateral. No sólo los elementos de la vida offline se trasladan a la virtualidad: muchas veces, lo que acontece en los juegos los afecta por fuera de ellos.
¿Hasta qué punto podemos adoptar en el mundo físico lo que nos interesa de la virtualidad? En 2012, una revista de moda masculina incluyó entre sus páginas a los personajes de Final Fantasy XIII-2 vistiendo Prada. Este año, Lacoste lanzó una colección de la mano del popular Minecraft como una manera de que los gamers puedan hacer patente su pasión junto a una marca de indumentaria reconocida.
Ya no es tan fácil señalar con claridad en qué momento nuestras vidas reales se cortan para dejar paso a la virtualidad, la distinción on y off ya no existe.
Si camino al trabajo tomamos el celular y jugamos a Preguntados, mientras participamos de su comunidad, ¿cómo podríamos marcar la línea que separa el viaje en colectivo de nuestra presencia en la virtualidad?
La identidad es un aspecto fundamental para los gamers y la manera en la que se comportan en los juegos. Siempre podemos encontrarnos con dificultades al momento de entender en profundidad a las audiencias con las que trabajamos, pero mientras más conozcamos sobre sus intereses y sus comportamientos en distintas plataformas, mejores vínculos vamos a poder establecer con ellas.